Cambia tu vida durmiendo mejor
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Cambia tu vida durmiendo mejor
Seamos realistas, en un mundo que valida y aplaude la productividad constante, el descanso muchas veces queda en el segundo plano, porque “no tenemos tiempo” ni para dormir. Pero si algo hemos aprendido es que el bienestar verdadero se construye desde el equilibrio, y en ese equilibrio, el descanso es fundamental.
El descanso no solo es dormir bien. También implica pausas activas, momentos de desconexión, tiempo de ocio consciente y espacio mental para respirar. Este tiempo reparador sostiene todos los pilares de nuestra salud:
1. Salud física: Durante el sueño, nuestro cuerpo se regenera, el sistema inmunológico se fortalece y los músculos se recuperan. La falta de descanso puede traducirse en fatiga crónica, desequilibrios hormonales, mayor riesgo de enfermedades y adivina que más, ¡Se acelerarán los signos de la edad!
2. Salud mental: El descanso nos ayuda a procesar emociones, reducir el estrés, mejorar la concentración y consolidar los aprendizajes del día. Cuando no descansamos bien ni nos damos pausas mentales, es más probable que la ansiedad aumente, nuestro ánimo se desregula y nos sentimos más irritables.
3. Salud emocional: Cuando descansamos, somos más capaces de escuchar, entender, integrar y regular nuestras emociones, relacionarnos mejor con los demás y tomar decisiones desde la calma.
4. Salud espiritual y social: Estar descansados nos conecta más profundamente con nuestro propósito, nuestras creencias y las personas que amamos. No estamos en un estado de sobrevivencia, más bien comenzamos a conectarnos con la creatividad. El cansancio sostenido, en cambio, puede aislarnos y desenfocarnos de lo que es esencial para cada uno.
El descanso no es un lujo, es una necesidad básica. Incorporarlo como parte de nuestra rutina es una forma de autocuidado profundo y una inversión en nuestra calidad de vida.
Algunos consejos que te podrían venir bien para un descanso profundo:
Cuida el ambiente: Mantén tu habitación oscura, fresca y silenciosa. Un entorno tranquilo y cómodo es esencial para que el cuerpo entre en modo descanso.
Desconéctate de las pantallas: Al menos una hora antes de dormir, evita el uso de celulares, computadoras o televisión. La luz azul altera el ritmo circadiano y puede dificultar que el cerebro se relaje.
Cena ligera ya tiempo: Evita comidas pesadas o muy tarde por la noche. Una digestión activa durante las horas de sueño interfiere con la calidad del descanso.
Apóyate en suplementos de ser necesario, siempre con la orientación adecuada: Dependiendo de tus características personales —como el estilo de vida, posibles diagnósticos, hábitos y alimentación— ciertos suplementos pueden ser más adecuados que otros. No todos funcionan igual para todas las personas. A algunos les puede beneficiar un neurotransmisor como el GABA, a otros un aminoácido como el triptófano, o quizás un adaptógeno como el reishi, o una combinación de minerales y vitaminas como el magnesio y la vitamina B6. Cada caso es único y debe ser evaluado por un profesional capacitado, para que el uso de suplementos sea una inversión eficaz, personalizada y segura.